Toda forma y función de la iglesia primitiva era la
Expresión de la vida que fluía desde el interior.
No iban por ahí para predicar “iglesia” ni para tener seminarios sobre
estructuras de iglesias o crecimiento de iglesias apropiados.
Seguían a
Cristo y eran conscientes de Su promesa. “Yo soy la luz del mundo: el que me sigue,
no estará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida .”
Juan comienza su evangelio diciendo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios
y el verbo era con Dios… En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”
(Juan 1:1 y 4). En Jesús esta la vida y esa vida es nuestra luz para comprender todo lo que DIOS quiere para nosotros.
El
Entendimiento espiritual solo viene por medio de la unión con la vida divina y esa vida
Está en el Hijo. “El que tiene al Hijo tiene la Vida…”
“Porque en Ti está la fuente de la VIDA: en tu luz veremos la luz” (Salmos
36:9).
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la
vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que
tengáis vida.” (Juan 5:39‐40).
Cualquiera que utilice la Biblia como un libro de normas, no comprende el propósito
divino de la Escritura. “El Testimonio de Jesús es el Espíritu de la profecía”
Sea cual
sea nuestra doctrina, si no nos dirige a un conocimiento íntimo de Cristo, pierde el
objetivo de Dios completamente. Las Escrituras fueron escritas para que podamos
“creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”, y para que creyendo, podamos “tener
vida en Su nombre”. Las Escrituras apuntan a Jesús, y sin embargo, que triste que
muchos rehúsen venir a Él. No podemos encontrar evidencia de que Jesús enseñara a
Sus seguidores a vivir estrictamente conforme a un libro de reglas. Lo que si dijo es
que Dios dio las Escrituras del Antiguo Testamento para traer al lector a Él mismo. Del
mismo modo, los Evangelios y las Epístolas no son libros de normas por las que
intentamos de forma independiente y sistemática, acercarnos a Dios por nuestros
propios méritos. Son testigos de Él, por cuya sangre somos aceptos en el amado. Cristo
es la sustancia de la que testifican las Escrituras. Las Escrituras son un espejo que
refleja Su imagen. Fueron dadas para verificar la existencia y la realidad de una
Persona y para llevar a los lectores a dicha Persona.
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