Debemos estudiar las Escrituras? ¡Absolutamente! El problema no es el estudio de Las
Escrituras son un testimonio, y como todo buen testimonio, no testifican de si La verdadera reforma no es recuperar un patrón previo, sino la restauración del lugar
correcto del Espíritu como líder de la ekklesia de Cristo. El que tenga oídos, oiga lo
que Espíritu dice a las Iglesias.
“… no solo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra que salga de la boca del SEÑOR.
Esta es la reforma que se necesita desesperadamente hoy—vivir por cada palabra que
salga, momento a momento, de la boca de Dios.
La Vida de Jesús trae la
Luz, a lo que seguirán
Dios dio las Escrituras del Antiguo Testamento para traer al lector a Él mismo. Del
mismo modo, los Evangelios y las Epístolas no son libros de normas por las que
intentamos de forma independiente y sistemática, acercarnos a Dios por nuestros
propios méritos. Son testigos de Él, por cuya sangre somos aceptos en el amado. Cristo
es la sustancia de la que testifican las Escrituras. Las Escrituras son un espejo que
refleja Su imagen. Fueron dadas para verificar la existencia y la realidad de una
Persona y para llevar a los lectores a dicha Persona.
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