martes, 8 de febrero de 2011

William Law describe nuestro respeto por las Escrituras y su verdadero valor.

Lee el capítulo de las Escrituras que quieras, y deléitate tanto

como puedas con ellote quedarás tan pobre, tan vacío e

inmutable como cuando empezaste la lectura, a menos que te

haya guiado completa y únicamente a Dios, y te haya llevado a

una completa unión y dependencia con ÉL y de ÉL. Porque el

deleite en temas de las Escrituras puede ser nada más que la

emoción carnal de una naturaleza caída adámica a menos que el

deleite encuentre su fuente en la inspiración de Dios, cuando Él

aviva Su propia vida y naturaleza dentro del corazón. Nada

menos que esta unión con Dios por el poder de Su Espíritu Santo

es el propósito de la Ley, los Profetas o los Evangelios. Tanto el

Antiguo como el Nuevo Testamento dan testimonio completo de

esta verdad, llamando a los hombres a volverse del espíritu de

Satanás, la carne y el mundo, para ser habitado y poseídos por el

Santo Espíritu de Dios, que es el único que pude cumplir todo

aquello de lo que testifican las Escrituras.

¿Debemos estudiar las Escrituras? ¡Absolutamente! El problema no es el estudio de Las

Escrituras son un testimonio, y como todo buen testimonio, no testifican de si La verdadera reforma no es recuperar un patrón previo, sino la restauración del lugar

correcto del Espíritu como líder de la ekklesia de Cristo. El que tenga oídos, oiga lo

que Espíritu dice a las Iglesias.

“… no solo de pan vivirá

el hombre, sino de toda palabra que salga de la boca del SEÑOR.

Esta es la reforma que se necesita desesperadamente hoyvivir por cada palabra que

salga, momento a momento, de la boca de Dios.

La Vida de Jesús trae

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